Inmobiliarias Moratalaz

En sus comienzos estas tierras ubicadas alrededor del arroyo Abroñigal, estaban dedicadas a la labranza y la ganadería.

El origen del nombre de Moratalaz vienen del término, Morat Alfat, que algunos autores han traducido como campo sembrado o campo alto. Este término apareció por primera vez, en un documento del S.XIII, en relación con la escritura de la compraventa de una propiedad de Orduño Pérez a favor del Maestre de la Orden de Calatrava. La existencia de este documento aún perdura en el Archivo Histórico Nacional.

A partir de 1965, el distrito comienza a tener una nueva imagen. Anteriormente, las viviendas eran de mala calidad, zonas sin urbanizar y sin los equipamientos necesarios. Ante esta precariedad surgió una de las primeras Asociaciones de Vecinos de Madrid, con la intención de reivindicar su situación y exigir unas mejores condiciones de sus viviendas. Tras varias protestas consiguieron que se mejoraran las viviendas, se urbanizaran las zonas y que dotaran a los barrios de los equipamientos y servicios necesarios, así como mejores vías de acceso y comunicación.

A partir de 1973 se abrió el acceso directo por el Puente de la Estrella, sobre la M-30 y años más tarde se haría lo mismo con la M-40. El metro no llegó hasta 1980, siendo la estación de Vinateros la primera en abrir sus puertas al público.

Soterrado por la M-30 a partir de 1970.

El arroyo Abroñigal es un afluente del río Manzanares. Dio nombre a dos de los más antiguos cauces de agua de Madrid, el Alto y Bajo Abroñigal, ambos manantiales subsidiarios de dicho arroyo y que abastecieron la Villa de Madrid durante los S.XVII, XVIII y parte del S.XX. El distrito de Moratalaz se construyó al este del arroyo Abroñigal aprovechando la erosión de la meseta surcada por la gran cantidad de arroyos. De estos cauces se abastecía la población para regar sus tierras y dar de beber a sus animales. Este famoso arroyo también era conocido en el mundo literario. Camilo José Cela, en su novela La colmena, hace referencia a este arroyo que dio de beber a reyes y emperadores.

Pasados los años, la depresión formada por este arroyo favoreció la insonorización natural en el trazado de la M-30 en el Sector Sur. Gran parte de la zona este de la circunvalación corresponde al cauce del arroyo.

Finalmente, este arroyo, también dio nombre a la estación de Madrid-Abroñigal, abierta al tráfico en 1974. La cual se dedica al transporte de mercancías y conecta la capital con la zona sudeste.

Una Colonia-Hogar de chalets individuales y ajardinados.

Esta colonia tiene su origen en la sociedad cooperativa de trabajadores iniciada en 1919, cuyo fin era ofrecer una residencia a dichos empleados. Actualmente esta colonia sigue en pie y está situada entre las Avenidas de Moratalaz y del Mediterráneo  y las calles del Corregidor Diego de Valderrábano y de Sierra Toledana. Si paseamos por estas calles, nos llama la atención el contraste de los altos edificios residenciales con estas peculiares viviendas.

El arquitecto y urbanista de la misma fue don  Francisco Alonso Martos, también conocido por construir varios Colegios para los huérfanos Ferroviarios en Madrid, Torremolinos y Ciudad Real. Una de las calles madrileñas próxima al Museo del Ferrocarril lleva su nombre.

La calle principal de la Colonia recibe el nombre del director adjunto de la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante, Manuel María Arrillaga.

En este artículo sobre las inmobiliarias de Moratalaz, hablamos por último de un Proyecto urbanístico con fines sociales.

El objetivo principal de este proyecto, realizado por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza, tenía como objetivo acoger a más de 300 familias cuyas rentas estuvieran más limitadas. Este edificio, más conocido por el Ruedo, fue inaugurado en 1989 y está ubicado en el barrio de Media Legua muy próximo a la M-30.

Las primeras familias realojadas en estas viviendas sociales pertenecía en su mayoría al poblado chabolista El Pozo del Huevo (Vallecas). En 1990 entraron los primeros inquilinos, y desde entonces la mala fama ha perseguido a este peculiar edificio. A pesar de haber obtenido el Premio del Colegio de Arquitectos de Madrid, su diseño ha generado varias polémicas, llegando incluso a compararlo con una cárcel.