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Rehabilitación de mi casa ¿Qué necesito para no PIFIARLA?

Publicado por Templo Consulting en 23 de febrero de 2024
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Reformar o rehabilitar una vivienda es uno de los primeros pasos tras comprar una casa. Sobre todo si queremos decorarla a nuestro gusto. Aunque puede que tengamos que realizar obras por cuestiones de habitabilidad. Por eso, antes de adquirir un inmueble, es importante tener en cuenta el estado de conservación del mismo y cuando se hicieron las últimas actuaciones en tuberías, cableado, aislamiento, etc.

Muchas veces reformar o rehabilitar se utilizan indistintamente de forma errónea. Debido a que no es lo mismo una reforma que una rehabilitación. Sin embargo, en algunas ocasiones la reforma sí está incluida en la obra de rehabilitación.

La rehabilitación es acondicionar una vivienda para que vuelva a ser habitable

Cuando decimos que una casa necesita rehabilitación, queremos decir que no se puede vivir en ella. Esto es muy habitual en casas que tengan una determinada antigüedad, especialmente en el campo y centros históricos. El paso de los años ha podido afectar a las estructuras, tuberías, cubiertas, etc. Por lo que, en estas circunstancias, la obra es imprescindible para que la vivienda recupere su habitabilidad. Aunque puede darse la situación de que una vivienda o un edificio se encuentre en un estado ruinoso y no merezca si quiera la pena rehabilitarla. De todas formas, incluso en estos casos, siempre podremos venderla con la ayuda de una buena agencia.

En una rehabilitación se trata de acondicionar la vivienda para que vuelva a ser habitable y cumpla con las medidas de seguridad. Aunque durante este proceso pueden surgir problemas de todo tipo: que las tuberías tengan pérdidas por ser antiguas, que las paredes hayan perdido el aislante, que haya goteras o que la instalación eléctrica ya no sea eficiente. Pero tras el proceso de rehabilitación, la vivienda estará en perfectas condiciones para entrar a vivir en ella.

En muchas ciudades de España, hay planes específicos de rehabilitación de vivienda, de manera que se pueden conseguir ayudas y subvenciones para el proceso. De esta manera, se evita el abandono de las zonas más antiguas de la ciudad y se revitalizan, consiguiendo una mayor calidad de vida para los vecinos.

Por otra parte, hay lugares en los que la rehabilitación de vivienda histórica ha venido de la mano del boom del turismo. En estos casos, las viviendas rehabilitadas pasan a ser vivienda vacacional o turística, manteniéndose el proceso de expulsión de la población originaria a la periferia.

En muchos de estos casos, la rehabilitación lleva también aparejada una reforma.

La reforma, placer estético

La reforma, por su parte, se realiza en una casa que puede ser habitada. Es decir, que la obra no es necesaria para que la vivienda sea funcional. Puede que la casa sea antigua pero, si quisiéramos, podríamos vivir directamente en ella sin ningún cambio.

Las reformas, además, tienen sus propias modas. Cada año se van cambiando las actuaciones más comunes y las fórmulas a gran escala varían con los nuevos usos sociales. De la misma forma, cada año podemos encontrarnos distintos colores de moda para pintar nuestra casa.

Cambian los materiales, el número de habitaciones e incluso sus usos. Vestidores, salones diáfanos, gimnasios, salas audiovisuales, son algunos ejemplos de lugares que se han ido popularizando con los años.

Este 2018 vimos como el mármol se colocaba como material de la temporada, tras años sin utilizarse. La madera, por otra parte, se lleva manteniendo los últimos cinco años. Estos cambios vienen y van, lo que hace que mucha gente haga reformas para mantener su casa a la última. Aquí un ejemplo de las tendencias en reformas de este 2018.

Cocina y baño, los mayores ejemplos

Un ejemplo de ello es la cocina. Hasta comienzos de los dos mil, tener una cocina independiente era el deseo de la mayor parte de los propietarios. Evitabas los ruidos y olores de la cocina y facilitabas la limpieza, creando una habitación aparte. El primer cambio vino de la incorporación de una zona de comedor con alguna pequeña mesa.

Hasta entonces, lo habitual era siempre comer en el comedor, que podía incluso ser una habitación diferente al salón.

Sin embargo, en este siglo se llevan los salones abiertos y diáfanos que incorporan tanto cocina como comedor. Muchas de las reformas de casas antiguas, buscan esta nueva distribución de los espacios.

Otro ejemplo lo tenemos en los baños con las bañeras y los platos de ducha. En este caso hemos vivido dos importantes cambios de tendencia en las reformas de los últimos años.

Históricamente, lo más demandado eran las bañeras, que incorporaban la alcachofa de ducha. Los platos de ducha, sin embargo eran vistos como una opción de bajo nivel económico. Sin embargo, una mayor conciencia ecológica y la mejora de los mismos, incluyendo las duchas con hidromasaje, transformaron la percepción. Ahora los platos de ducha se consideran mucho más cómodos, estéticos y ecológicos y son normales en cualquier casa moderna.

Las bañeras no terminaron en el ostracismo. El cambio de tendencia es incorporar una bañera independiente en los aseos más grandes. Teníamos, por tanto, un plato de ducha para el uso diario y una bañera, totalmente exenta, para ocasiones especiales.

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